Un conjunto escultórico que invita a la reflexión y dejarse llevar solamente por el sonido del agua… y todo esto dentro de un convento del siglo de XVI…¡esto sí que es un verdadero planazo!
La tranquilidad, el relajante sonido del agua, la luz tamizada que se rompe entre las celosías… en esté lugar mágico se encuentra la obra de Cristina Iglesias, en el convento de Santa Clara, situado en la parte más tranquila de la ciudad y lejos del ruido.